«No puedes asustarme porque tengo hijos», fueron las palabras con las que la periodista María Zabala comenzó su charla Educando a los futuros ciudadanos digitales, que tuvo lugar en el Instituto Aragonés de la Juventud el 3 de febrero. En ella participaron un grupo de madres y padres del Costa, que tomaron buena nota sobre el buen uso de la tecnología y cómo conseguir una convivencia saludable con el entorno digital. A continuación os dejamos el resumen elaborado por Nacho Broto, María José Matías y Rosa Martínez que nos servirá para orientarnos acerca de qué podemos hacer con la tecnología y nuestros hijxs. Gracias por compartirlo con todxs.

Una de las primeras ideas que surgió fue que los niños y niñas acceden a la tecnología sin haber sido previamente educadxs en ella. De alguna forma les dejamos hacer antes de que sepan cómo hacer, antes de que entiendan cómo funciona la tecnología o cómo se usa, respetando los valores y principios que consideramos importantes en nuestra familia. ESTO VA DE EDUCACIÓN, NO DE INFORMÁTICA. Y de eso sabemos mucho más que nuestrxs hijxs. Nuestra misión es quererles, acompañarles, educarles para que sean buenas personas. No sólo para que no se dejen hacer daño en lo posible, sino para que tampoco lo provoquen en la medida de lo posible. Esta tarea no está reñida con la de formarnos, leer, entender cómo funciona la tecnología y convertirnos en gurús o influencersde nuestrxs hijxs. Nos facilitará mucho las cosas.

Tomemos este ejemplo: pedimos a nuestros hijos e hijas que recojan un juguete antes de sacar el siguiente, y les enseñamos a tratarlos bien. Sin embargo no educamos en la relación que vamos a mantener con la tecnología y nos limitamos a negociar únicamente el tiempo (“hoy te dejo treinta minutos la tablet”, por ejemplo ). Es decir, muchas veces son nuestros hijos e hijas quienes establecen su propia relación con la tecnología. Y no siempre es sana.

Para que lo sea podemos hacer cinco cosas:

1. Dar ejemplo y transmitir valores 

A modo de ejemplo podemos enseñar en casa a respetar al que piensa diferente. Si esta conducta no la ven en casa, twitter puede facilitar el insulto. No es un problema de la red social o de la tecnología sino de educar en su uso y en nuestros valores.

2. Poner normas y límites (cuando decimos NO)

Las normas son necesarias para crear hábitos. Hoy día la clave wifi de casa se ha convertido en un tesoro. Podemos y es aconsejable cambiarla periódicamente y usar claves seguras. Las claves, que han de ser de las madres y de los padres, se pueden compartir con lxs hijxs, eso sí, si consideramos que se han ganado el derecho a ello. A nosotros nos cuesta un esfuerzo ganar el dinero que paga el acceso a internet en casa, y es bueno que lo sepan valorar. 

Ejemplo: cuando bajes la basura y ordenes tu cuarto te podré dar la nueva contraseña del wifi. La contraseña puede ser una herramienta educativa muy potente en nuestra casa.

Es importante saber que para nuestros hijos no hay diferencia entre jugar en la calle y comunicarse por Instagram. Son el mismo yo. Ellos no distinguen entre su vida real y digital. Por eso hay que ayudarles a que aprendan a autocontrolarse, y a conocer los riesgos de la exposición en las redes sociales.

3. Inculcar hábitos y potenciar la autonomía
Nos interesa educarles en el uso de las pantallas. Va a ser una generación que vivirá permanentemente conectada. Habrá pantallas en su vida, y nosotros seremos los que pongamos la dieta de pantallas, para hacer un uso de ellas responsable. Y también hemos de decidir el marco familiar que ocupará la tecnología en casa. Luego podremos ir soltando el control para que ellxs aprendan a autorregularse.

4. Abrir espacios para el diálogo
Si normalmente hablamos con ellxs sobre casi todo…¿Por qué no sobre la tecnología? Puede ser en el plano humano y tecnológico.
Por ejemplo, después de leer algo acerca de las redes, apps… podemos abrir una conversación en torno a la mesa. Mostrar algo que hemos leído nos convierte en gurús a sus ojos y puede ser una oportunidad para educar.
A menudo piensan que no sabemos del tema o no nos interesa porque sencillamente no hablamos de ello. Es más efectivo hablar y explicarles que ponerles filtros, no podemos caer en el error de educar en el miedo a la tecnología. Los filtros son una ayuda eficaz y complementaria, pero no pueden ser nuestra única acción. 

No demonizar la tecnología, sino concienciarles sobre un uso saludable de la misma. Ellxs no la usan para fastidiarnos, para ellxs son herramientas para jugar, entender el mundo, hacer amistades, divertirse. Además, su primer y principal contacto con la tecnología es en casa. 
Somos los padres y madres los que les damos las tablets o el teléfono móvil. Por ello nos compete educar en los peligros y conflictos y en cómo gestionarlos, desde la empatía (ponernos en su lugar, eso sí, sin olvidar que nosotros somos los padres y madres). 

Se trata de capacitarlos para que entiendan los riesgos de la red (a qué acceden las apps cuando las descargamos, que existe el ciberacoso, el chantaje y el engaño, por ejemplo). Nos toca hablar de qué se puede colgar y qué no y cómo se respeta el propio cuerpo; cómo tratar la información confidencial que reciben de amigxs; hablar sobre el respeto, sobre la privacidad; entender qué está bien y qué no; y enseñarles a autocontrolarse cuando hay actividades como los juegos en red, o hábitos perjudiciales como guardar el móvil debajo de la almohada. 

5. Fomentar el aprendizaje
Aunque usan bastante la tecnología, pocxs niñxs saben, por ejemplo, editar vídeos, programar o cómo funciona de veras internet. Por ello nos interesa fomentar el uso creativo de la tecnología. Descubrir a través de ella los dones que poseen. Se trata de hacer tu propia película, editar tus fotos, crear un power point sobre una afición real, visionar vídeos o tutoriales para aprender algo educativo… más que usar pasivamente ciertas aplicaciones. 
Podemos acompañarles, más que controlarles, en la aventura de descubrir todo lo que está a su alcance gracias a la tecnología. Siempre marcándoles normas y límites, dependiendo de cómo sea nuestro hijo o hija. Lo que sirve para unx para otrx puede no valer. Hemos de adaptar la tecnología a nuestra familia y no al revés.


ALGUNAS IDEAS BÁSICAS DE PARTIDA

– Nuestros hijos han de saber que los datos (internet) no son gratis. El wifi en casa lo pagamos nosotros y que siga habiendo internet depende de nosotros.

– Podemos configurar el router. Podemos repartir y regular el acceso a internet entre los dispositivos de casa. Podemos marcar horas y qué dispositivos y cuándo van a tener acceso.

– Hemos de escoger una buena contraseña y modificarla periódicamente.

– Hay tendencia a creer lo que se dice en internet. Pero puede haber noticias falsas. Hemos de tener lugares donde buscar información fiable.

– Facebook e Instagram tienden a crear en el usuario experiencias positivas y para ello los algoritmos que emplean llevan a que recibas información prioritariamente de la gente a los que haces un like. Así que al cabo de un cierto tiempo sólo veras la información de la gente a la que has hecho un like. Lo que genera el efecto de estar en una burbuja. Es decir, será más difícil que te llegue información de un amigo o amiga al que hace tiempo no has hecho un like. 
Pero además estas redes organizan el tiempo en el que recibirás la información. O sea, lo que recibirás antes no será necesariamente lo que alguien colgó primero. Es decir, estas redes gestionan temporalmente la información. Y deciden que algo que ocurrió hace tres días lo recibas hoy o algo que cuelgas hoy alguien lo reciba tiempo después.

-Cuando instalamos una app hemos de decidir a qué le damos acceso (nuestra fotos, geolocalización … ). Quizá no sea necesario que acceda a todo y además si limitamos su acceso limitamos también el consumo de datos por el que además pagamos.

– Hay que ocuparse de los antivirus.

– Hay un mundo más allá de google. Hay buscadores para niñxs.

– En las web hay contenidos y contenidos promocionales. Hemos de distinguirlos para evitar acabar en otras páginas que no es la que buscábamos.

– La vida de nuestros hijos va a estar llena de contraseñas y su información estará en la red (pensemos en datos médicos, policiales…) por ello cuidado con dejar las contraseñas en manos de mi mejor amiga o amigo, sobre todo si además es en prueba de amistad o amor. Las contraseñas son personales y las del wifi de casa son de los padres y madres, que pueden temporalmente y bajo ciertas condiciones acceder a compartirlas con lxs hijxs.

-Cuidado con el wifi de uso gratuito ya que a veces has de dar datos. Cerrar siempre la sesión al irse.

– Nos gusta gustar por ello no podemos perder el rumbo por tener pocos likes o al revés.

– Nuestrxs hijxs han de conocer los grados de intimidad que comparten con sus seguidores. ¿Quiénes son? Y es que saber quiénes acceden a nuestra información ha de hacernos pensar en los contenidos que queremos compartir.

ALGUNOS TÉRMINOS

– Sexting. Consiste en intercambiar mensajes sensuales, sugerentes entre chicos y chicas y que a veces pueden no quedar en la intimidad. Frente a esto, María Zabala, nos propuso algunas preguntas como ejemplo

  1. Si dices que no lo haga, ¿conseguirás algo como madre/padre?
  2. Preguntarle a tu hija o hijo por qué lo comparte, por qué esa foto de esa parte del cuerpo, por qué se la quiere enviar. A través de qué red la va a enviar y qué hace la persona que la recibe con esa foto o esa información.

– Grooming. Adultos que buscan acercarse a menores y usan las redes para generar confianza.

– Fomo. Es el miedo a quedarse excluido de la red social o perderse un evento.

– Oversharing. Compartir demasiado en redes sociales

– Vamping. Consiste en dormir con el móvil cerca y deteriorar la calidad del descanso debido a su constante actividad. En este caso, la ponente nos indicó claramente que el móvil duerme donde dicen los padres y madres y bajo sus condiciones. Hay que ejercer la autoridad y saber decir NO.

LIMITACIONES POR EDADES Y RECURSOS

– Por debajo de los 8 años hemos de establecer un control parental (CP) de los dispositivos que tenemos en casa para la navegación por Internet. Hasta los 7 años podemos usar un youtube para niños (YouTube kids ) así como navegadores para niños como Kidbox, Magic Desktop, Kido´s o Zoodles. Páginas como commonsensemedia o pequetablet ofrecen apps que son un recurso para los padres y madres. Estas webs ofrecen libros de lectura y son táctiles.

También podemos elaborar un cartel de uso de las tecnologías en nuestra casa donde se establece qué, cuándo y cómo se puede usar cada dispositivo.

 Entre los 8 y 11 años además del CP, hemos de establecer controles sobre el tiempo de uso y las descargas. Se puede establecer un aviso y solicitud de permiso al móvil de los padres/madres cuando alguien en casa quiere descargarse alguna app. Así, si nuestro hijo o hija quiere descargarse algo, sabremos que es. Son herramientas sencillas para reforzar nuestra acción educativa.

Cuando nos piden un teléfono móvil propio hemos de saber qué es exactamente lo que quieren y para qué, porque puede ocurrir que con el ordenador de casa sea suficiente y no haga falta el móvil.

Por debajo de 13 años nuestrxs hijxs no pueden tener una cuenta en Youtube, y tampoco subscribirse a ningún canal Youtube. 13 años es la edad legal para usar redes sociales. Conviene ver las cosas con ellxs o que estén cerca de nosotros para poder saber qué reciben. Podemos usar una cuenta compartida sólo para mirar, por ejemplo, Instagram (y que vayan aprendiendo a gestionarla con nuestra ayuda). No es aconsejable que estén encerradxs en su cuarto. Hay software para saber qué páginas ven, limitar accesos y hacer que no haya acceso a la red por la noche, por ejemplo.

Si lo que queremos es compartir fotos con amigas y amigos quizá dropbox o WeTranfer sea suficientes. Con la aplicación Musical.ly hay que tener cuidado ya que se estereotipa el comportamiento de las niñas, además de que muchas llegan a colgar cosas sin control de sus madres y padres.

No es buena idea regalar tablets ni móviles. Estos dispositivos no son regalos para nuestrxs hijcxs. No los pueden percibir como propios de ellxs sino como nuestros (de los padres y madres). Internet también es de los padres y madres. Y se puede compartir con los hijos e hijas, pero es fruto de una decisión que va acompañada de un compromiso escrito de normas de uso. Esto da seriedad a la acción educativa que estamos llevando a cabo.

Nos podemos encontrar con comentarios como no mires mi móvil porque es mi intimidad. Es mi vida privada. Ante esta situación, María Zabala hizo la siguiente reflexión: “Te acabo de recoger los calzoncillos del suelo ¿qué es más íntimo?” y “tienes 33 seguidores en instagram, esto no es privado. Privado, privado es sólo lo que piensas. Las redes son como estar en un estadio de fútbol. Todos te ven y yo – hija/o mía – he comprado mi entrada”. Compartir demasiado no es ignorancia -comentó- es torpeza. Todo esto se lo tenemos que hacer ver a nuestrxs hijxs.

Apple y Google permiten abrir cuentas de usuario de menores. Se puede abrir una cuenta familiar con menores y entonces te avisan de lo que quieren descargar. No puede ser que se descarguen las app sin ningún tipo de control. Si es así les estamos dando autonomía sin control, lo que no hacemos en el resto de aspectos con nuestros hijos e hijas, en los que a medida que muestran su autocontrol van conquistando autonomía. Family link permite ese control de las descargas de apps.

– En la adolescencia hay que establecer límites y crear cuentas de usuarixs. Además de mantener conversaciones y conocer y prever las consecuencias de cualquier acción. Puede ser interesante leer juntos los derechos y deberes de los adolescentes en la era digital porque se habla del respeto a su dignidad, a la seguridad, no proporcionar datos de la familia…

Por debajo de 14 años no se puede usar Whatsap ni Instagram, por tanto si las niñas y niños los usan es bajo supervisión de los padres. Es una cuestión de confianza mutua en la que los responsable son las madres y padres.

Hemos de seguir a nuestros hijos e hijas en las redes sociales. Jamás hacer comentarios (escribirlos en la red) y usar esta información de manera inteligente, ya que podemos ver cuándo las usa o si las usa mientras hace los deberes. La gestión del uso crea un mapa de nuestrxs hijxs. Y si tenemos que hablar de ello, hacerlo siempre en frío. El lugar de nuestros hijos e hijas en el mundo no lo ofrece la tecnología. Hay chicxs que están en su lugar sin tener móvil.

Por últimos desaconsejó Thiscrash porque no es fiable y no protege a los usuarixs.

En definitiva:

1. Sentir y opinar algo es distinto de tener la necesidad de compartirlo todo. Es bueno aprender a resistir impulsos y gestionar el malestar.

2. No todo ha de ser en el momento.

3.Si decimos no a algo, hemos de dar recursos para gestionar lo que quieren hacer desde el no.

4. Hemos de potenciar habilidades tecnológicas en positivo y conocer la tecnología desde la trastienda, es decir, un poco más allá del nivel usuario. Usar la tecnología para crear y descubrir los dones.

5. No asustarnos, buscar información y compartirla. Hablar de ello con nuestras hijas e hijos.

6. No olvidar nunca el buen humor

La página web de María Zabala es www.iwomanish.com y el power point de la charla está en la página web del CAREI.